¿Donde están las llaves matarile-rile-rile?

Nuestra vecina Pilar, conocida por haber formado parte de la historia de "¿Una araña o un lobo?", tiene desde hace poco en su casa una gatita muy joven llamada "Dana".

La gatita Dana.
El otro día nos llamó para decirnos que iba a estar de viaje todo el fin de semana, y que le daba mucha pena dejar sola a Dana, nos pidió que pasáramos el sábado a verla un ratito para darla de comer y echarle un ojo. Serafín y yo accedimos encantados a la propuesta y le dijimos que estaríamos muy pendientes de la gata, que pasaríamos a verla tanto el sábado como el domingo.



El sábado por la mañana, deseosos de ver a Dana, vestidos en plan "casual" (zapatillas de estar por casa y chandal viejo), y con la cámara de fotos en la mano, cerramos la puerta de casa para ir a la de Pilar (al otro lado del pasillo). En ese momento le pregunto a Serafín:

-¿Has cogido llaves de casa?
- No, pero tú si ¿no?- dice Serafín
- Yo no. Me estás tomando el pelo, ¿las has cogido no?- le insistí.
- De verdad que no, creía que tú las habías cogido.

En ese momento nos quedamos pensando, y dijo Serafín:

- No te preocupes porque las llaves de Pilar sí las he cogido y ella tiene una copia de las nuestras, ahora cuando entremos en su casa las buscamos.
- Uf, menos mal- le dije yo.

Nos fuimos a su puerta y Serafín comenzó a intentar abrir la puerta de Pilar...de repente:

- Pues éstas llaves no abren - dijo Serafín
- A ver déjame intentarlo a mí...pero...¡si éstas llaves no son las de Pilar!- exclamé.
- ¿Cómo que no?, pero si estaban donde las guardamos.
- No, no, las de ella tienen una margarita en el llavero y éstas no la llevan - respondí.
- ¡Vaya!, ya sé de quien son, de la casa de mi hermana Conchi...¿será posible que no me haya fijado al cogerlas??- dijo Serafín.
- Estupendo...y ¿ahora qué narices hacemos??.

De repente a los dos nos entró la risa de lo absurdo del momento, en el pasillo del edificio, vestidos de aquella manera, sin móvil, sin dinero, sin carnet, sin llaves del coche..., sin nada!!, solo con las llaves de la casa de Conchi en la mano....y para colmo oíamos a la pobre Dana maullar al otro lado de la puerta, ella ajena al problema esperaba que alguien entrara a hacerla compañía.
Ahora la cuestión era...¿que podíamos hacer??.

Decidimos llamar a las puertas de nuestros vecinos...pero nada, ninguno abrió. Acto seguido repetimos la misma acción con los vecinos de los pisos inferiores...pero tampoco...estábamos desesperados cuando de repente una vecina del bajo nos abrió:

-¿Si, quién es?- dijo la señora
-Hola, buenos días..mire, somos unos vecinos suyos del primero y resulta que hemos cerrado la puerta de casa sin darnos cuenta de que no habíamos cogido las llaves....-le explicamos todo lo sucedido.

La señora se apiadó de nosotros y nos dejó su teléfono fijo para llamar a alguien. Pensamos que la solución era llamar a mi madre, que tiene llaves de nuestra casa y tiene coche....aunque no suele estar casi nunca en su casa, y encima vive en Madrid...a 62 km de distancia!!.

-Ring, ring...¿si, quien es? - contestó mi madre.
-Hola mamá, soy Carmen, menos mal que estás en casa ¿estas ocupada? ¿a que no tienes nada que hacer ahora mismo? porque no te vas a creer lo que nos ha pasado...

Y le conté todo entre carcajadas, ya que entre la tensión y lo cómico de la situación Serafín y yo no podíamos parar de reírnos. Ella estaba cocinando y su máxima preocupación después de escuchar la historia era la pobre Dana...que ¡la habíamos dejado maullando al otro lado de la puerta!,-pobrecita gata, el disgusto que tendrá- decía mi madre.

El reencuentro
Finalmente dejó sus quehaceres y nos prometió llegar lo antes posible a nuestro pueblo:
-¡acuérdate de coger nuestras llaves! - le recordé- Te esperamos en el portal.
Y salimos a la calle a calentarnos al sol vestidos de forma "casual" mientras tanto, no sin antes dejar la puerta del portal atrancada para poder entrar si empeorara en tiempo.

Una hora después llegó nuestra salvación...¡¡mi madre!!, y pudimos saludar a Dana que nos esperaba impaciente en su casa. Por la tarde nos llamó Pilar para preguntar por su gata y le contamos todo lo sucedido...le hizo muchísima gracia. El domingo a su regreso nos trajo unas botellas de vino y una quesada riquiiiisima que duró ná y menos en la nevera.



Esta anécdota nos dió que pensar, porque en esos momentos te das cuenta de que sin móvil no eres nadie, estás perdido. Pero es que además ¿vosotros os sabéis de memoria el teléfono de alguien? nosotros sólo el fijo de nuestros padres.
Desde que vivimos en la era digital, cuando llamas a alguien lo haces buscando a esa persona en la agenda del teléfono, no marcando su número de memoria como hacíamos hace años. Sin móvil no somos nadie.....pero sin llaves de casa, menos aún, ja, ja!!.

3 comentarios:

  1. Los animales solo traen problemas ,ja ja ja,que par de dos,menos mal que tu madre estaba en casa que sois capaces de llamar a los bomberos para darle de comer al gato.

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  2. Quién dijo que los gatos eran ariscos y desconfiados? Lo sé, lo sé me pierde la pasión.

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